ASI ENGAÑO BALLESTER OLMOS A LA MUFON

En los meses que precedieron el tristemente célebre proceso de desclasificación del archivo ovni de las Fuerzas Aéreas Españolas, quien esto escribe tuvo que soportar otra venenosa campaña de difamación por parte, ¡cómo no!, del "lado oscuro" de la ufología. Han transcurrido nueve años desde aquellos sucesos. Nueve años en los que, por prudencia, he guardado silencio. Pues bien, éste es el momento en el que entiendo que conviene aclarar los hechos, situando cada cual dónde le corresponde.

Recibí las primeras noticias, sobre esta nueva intoxicación, de mi buen amigo Andreas Faber Kaiser, un veterano y excelente investigador ya fallecido. El 20 de mayo de 1992, el Sr. Vicente Juan Ballester Olmos, confidente de la Inteligencia Militar, enviaba una carta al citado Faber Kaiser en la que me acusaba de haber intentado enredar a S.M. el Rey de España en unas "peregrinas proposiciones" relacionadas con la ya referida desclasificación ovni (el primer expediente sería desclasificado el 29 de septiembre de ese año 1992).

Carta de Olmos a Faber-Kaiser. 

Carta enviada por Faber Kaiser. La campaña de difamación del "Lado Oscuro" acaba de empezar.

 

¿Involucrar a la más alta autoridad del estado? ¿Peregrinas proposiciones? No tardé en averiguar al que se refería el ponzoñoso y manipulador valenciano de marras...
En su "calidad" de colaborador y suministrador de información a oficiales de Inteligencia del entonces M.O.A. (Mando Operativo Aéreo), organismo responsable de la selección y "puesta a punto" de los informes que debían salir a la luz, Ballester había tenido acceso, no sólo a los expedientes ovni propiamente dichos, sino también a una serie de cartas privadas, remitidas al Ejército del Aire Español por cuantos estábamos interesados en la apertura de los mencionados archivos. Entre esas misivas figuraban varias que yo había enviado, entre otros, al general Sequeiros, jefe del Estado Mayor del Aire, y al general Sabino Fernández Campo, en aquella época jefe de la Casa Real.

Y siguiendo el ya familiar y torcido estilo de los intoxicadores profesionales, Ballester Olmos, tomó parte de la información contenida en dichas cartas, manipulándola fría y descaradamente. Y, como era de esperar, se dio especial prisa en difundir su "invento". Un "invento" tan falso como mal intencionado...
La noticia corrió primero entre sus "satélites" y "tontos útiles" quienes, a su vez, la propagaron encantados. Después, triunfante, este supuesto investigador "científico" se decidió a ponerla por escrito. Y en junio de 1993, en la reunión de la MUFON, en Richmond (Virginia - Estados Unidos), llegó a leer:

"...¡ el mismo individuo (se refiere a mí, obviamente) trató de intervenir en el proceso de desclasificación en curso en 1991, cuando pidió al jefe de Estado Mayor del Aire que los archivos debería ser entregados (única y secretamente) a su editor, con el fin de publicar un libro con ellos!. Afortunadamente, esta pretensión egoísta fue rechazada. Por el contrario, la filosofía de que Joan Plana y yo mismo fuéramos llamados a colaborar con el Estado Mayor de la Fuerza Aérea, contribuyó a que los archivos ovni llegaran a ser de dominio público su debido tiempo".

Presentación de Olmos y estracto de la ponencia.

 

 

Al año siguiente (1994), el investigador Pedro Canto, de Barcelona, entrevistaba a Ballester. Pues bien, con fecha de 19 de mayo de ese año, el intoxicador al servicio de la Inteligencia Militar enviaba una larga carta de cuatro folios a Canto, "recomendándole" una serie de cambios y "matizaciones" en la entrevista que se disponía a publicar y que llevaba por título: "Señor Ballester Olmos: al banquillo, por favor". Naturalmente, entre las "aclaraciones", el valenciano vuelve a insistir en lo proclamado en Richmond. Y volvió a mentir.

Carta de Olmos a Canto.

 

Ni que decir tiene que la infamia siguió, y sigue, rodando, alimentada, en público y en privado, por el citado "topo" de Inteligencia Militar y, como decía, por los "tontos útiles" que lo auxilian y veneran. Hasta mis oídos han llegado calumnias como éstas:

* "El Sr. Benítez ha intentado lucrarse con la desclasificación..."
* "El Sr. Benítez pidió al ejército del aire que le entregasen los documentos en exclusiva, para sacar un libro..."
* "Intereses bastardos y comerciales los que movían al "buscamarcianos" navarro."

En 1995, al conocer la verdad, el investigador Manuel Carballal se enfrentó a uno de los "satélites" de Ballester, el Sr. Ricardo Campo, de Canarias, haciéndole ver que su "jefe" mentía como un bellaco. Las honestas intenciones de Carballal, publicadas en el boletín "La última hora", no sirvieron de mucho. Ricardo Campo es la voz de su amo y lo único que interesaba era calumniar. La verdad, como es habitual en el "lado oscuro" poco importa...

Texto de la carta de Carballal en "La última hora".

 

 

Al Sr. Campo le faltó tiempo para replicar a Manuel Carballal. Y metió la pata, una vez más... Su error, clarísimo error, fue no seguir el sabio consejo de Carballal al recomendarle que, primero, antes de levantar falsos testimonios, se hiciera con esa pretendida documentación en la que, al parecer, se mostraba que servidor había implicado a una alta figura del estado...
Lo dicho: "la voz de su amo".

Réplica de Ricardo Campo.

El "satélite" de Ballester tiene razón: el "método" de su "amo" no tiene nada que ver con el mío...

 

 

Señalado con el círculo, Ricardo Campo, "servidor" del calumniador, en una de las habituales reuniones de la Fundación Anomalía.

 

LA VERDAD FUE OTRA

¿Qué ocurrió realmente? ¿Quise beneficiarme, egoístamente, de la desclasificación? ¿Llegué a involucrar al Rey de España con peregrinas proposiciones?.

Aunque en el artículo de Manuel Carballal se adelantaba la verdad, trataré de redondearla. Prácticamente en 1977, cuando nadie hablaba de la dichosa desclasificación, quien esto escribe ya trabajaba en esa dirección. Visitas a generales, oficiales y toda suerte de organismos oficiales relacionados con el Ministerio del Aire y, posteriormente, con el de Defensa, fueron contínuas. Se trataba, en definitiva, de propiciar dicha apertura. Pero esto no es lo importante.

La cuestión es que, entre 1985 y 1989, esas gestiones se intensificaron. Uno de los protagonistas, apenas mencionados y que, no obstante, tuvo mucho que ver en el proceso de desclasificación, fue Luis Reverter Galabert, entonces Director General de Relaciones Informativas y Sociales de la Defensa (ver algunas de las cartas el cruce con él).

General Luis Reverter

 

 

Cartas de Luis Reverter a J.J. Benítez.

 

 

 

Pues bien, después de varias entrevistas, el 7 de junio de 1989, a las 13 horas, Luís Reverter me proporcionó una buena noticia: el asunto de la desclasificación sería llevado al Consejo de Ministros.
Por supuesto, ninguna de estas gestiones salió a la luz. Todo se llevó en la más estricta confidencialidad.
Dos días después de que el anuncio, ante la más que verosímil posibilidad de que la desclasificación se llevará a efecto, escribí de nuevo al Director de Relaciones Informativas del Ministerio de Defensa, exponiéndole una idea que me rondaba desde hacía meses.

Carta de J.J.Benítez a Luis Reverter (9 de junio de 1989).

 

Algún tiempo más tarde trasladaba esa sugerencia al General Jefe del Estado Mayor del Aire, añadiendo que, quizá, los posibles beneficios de ese libro podrían ir destinados a la fundación benéfica que preside su majestad la Reina. Y con el fin de actuar siempre de forma transparente, el 20 de febrero de 1992 fui recibido en el palacio Zarzuela, en Madrid, por el jefe de la Casa Real, general Sabino Fernández Campo. Le entregué copia de la carta enviada al general Fernández Sequeiros, Jefe del Estado Mayor del Aire, y le expuse mis intenciones. Sabino prometió estudiar el asunto, pero, lamentablemente, la idea no prosperó. Respeto y comprendo la decisión del Jefe de la Casa Real aunque, lógicamente, no esté de acuerdo con la decisión que adoptó -unilateralmente- en esos momentos. Así es la vida...
Semanas después, uno de mis confidentes en el Ejército del Aire me hacía llegar la respuesta del general Sabino Fernández Campo al general Sequeiros.

General Sequeiros

General Sequeiros, Jefe del Estado Mayor del Aire.

 

 

Correspondencia entre Sequeiros, Sabino Fernández Campos y J.J. Benítez.

Carta del General Sabino Fernández Campos al Jefe del Estado Mayor del Aire, General Sequeiros.
Ballester Olmos manipuló la información.

 

 

Carta enviada por mí al Jefe del Estado Mayor del Aire, general Sequeiros. El intoxicador, señor Ballester Olmos, tomó de ella lo que le interesaba, manipulando la información.

 

Como se expresa en la respuesta de Sabino a Sequeiros, su majestad la Reina no supo de mis intenciones. Fue una lástima...

Por supuesto proseguí con las gestiones -a los más altos niveles- para que la desclasificación fuera realidad en un futuro más o menos próximo. Y olvidé la idea del libro y la renuncia a los derechos de autor en beneficio de los niños discapacitados.

Poco después, como decía, Ballester Olmos tenía acceso a alguna de esas cartas. En especial a la remitida por Sabino al Jefe del Estado Mayor del Aire. Y el 20 de mayo de 1992, manipulando la verdad, escribía a Faber Kaiser.

 

General Sabino Fernández Campos, Jefe de la Casa Real en aquella época.
(Fotografía gentileza de Chema Conesa)

 

¿"Desfachatez cósmica"? ¿"Involucrar a la más alta autoridad del estado"? ¿"Auto promoción personal?. ¿"Peregrinas proposiciones"? ¿"Tomar el nombre de la Casa Real en vano"?.

A la vista de los documentos aquí presentados, es evidente que el colaborador del MOA mintió... y sigue mintiendo. Y está igualmente claro que no se trata de un error de interpretación, sino de una maquinación fría, venenosa y perfectamente planificada. Algo muy propio y característico del "lado oscuro".

Que cada palo aguante su vela...

www.jjbenitez.com ©